sábado, 7 de enero de 2012

Reflexión

Posiblemente hace un par de años no se me hubiera ocurrido ni por asomo hacer una ruta turística por un lugar tan conocido por mi como lo es Galicia, la comunidad autónoma en la que tuve la suerte de nacer. Ni una ruta turistica ni realmente nada. Parece mentira el poco valor que le damos a las cosas que tenemos al alcance de la mano, pero es la pura verdad, a muy poca gente se le ocurriría hacer un trabajo en el que te dan la opción de escoger el lugar acerca del que escribir, sobre el que pensar, sobre el que investigar y conocerlo a fondo; del lugar en el que vive o en su defecto lugares cercanos.

A mi modo de ver esa es la naturaleza del ser humano: no saber ver mas allá de sus propias narices. Realmente no es algo alarmante, si tenemos en cuenta que seres humanos llegan a politicos con ese gran problema y dirigen el mundo, podemos estar tranquilos, nuestras acciones causadas por no valorar lo que nos rodea será mucho menos conocido que lo que hagan ellos. El tirar un papel al suelo por cualquier ciudadano de a pie puede hacer que gane una multa, pero si eso lo hace un político sería trending topic en Twitter si me apuran un poco. Volviendo al tema que verdaderamente nos ocupa, esta ruta turistica, no la escogí ni porque lo conociera, ni porque me gustara ni porque vivieran familiares mios alli, ni siquiera por ir de fiesta. La dura verdad es que tuve que hacerlo del noroeste gallego porque me quedaba a mano.

Sin embargo he de decir que no me arrepiento. Si bien siempre he practicamente adorado Irlanda, Galicia es muy parecida a ella, sin ser una isla, ni tan verde ni con irlandeses que para desayunar se toman un vaso de whisky. Al hacer esta ruta he, por asi decirlo, redescubierto Galicia, o al menos una parte de ella. Espero que disfrutéis todos de ella como yo misma lo hice.

 Lucía

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