domingo, 8 de enero de 2012

Mañana: Llovizna

Con el estómago ya bien lleno decidimos continuar nuestro camino, ya en la Plaza de la Constitución, el cual fue de unos quince pasos. Justo saliendo del café, a mano izquierda vimos una construcción de piedra, claramente antigua. No era nada espectacular, no a nos ser que supieras admirar la belleza de las lineas aquitectónicas simples y rectas, totalemnte puras y sin artificio alguno. Con esta maravillosa y bonita descripción en mente me acerqué a ella, sabiendo a bien el nombre que debiamos darle a nuestra suerte: El Pazo de Bendaña.

Pazo de Bendaña

Aunque el día fuera gris, aquel edifico parecía resplandecer ante mis ojos. Emocionada le conté a mi familia lo que sabía de él. Construido en el siglo XV y remodelado en el XVII, debe su nombre a la familia que lo habitó. Construido en granito, en su exterior destacan los arcos ojivales medievales originales y el blasón. Justo a su lado podemos observar una construcción bastante curiosa, no por llamar mucho la atención, si no por su insólita disposición. La Torre del Reloj está datada en el siglo XVI y cuenta con una planta poligonal.



Torre del Reloj
A simple vista se puede que que dicha torre está pegada a la Iglesia de Santiago. ¿La curiosidad que la hace tan especial? No pertenece ni a la iglesia ni a su patrimonio, pues su titularidad es municipal. Una de las mas recordadas reparaciones tuvo lugar después del afamado terremoto de 1755 que devastó Lisboa y toda la costa atlántico portuguesa. Tan ensimismada me encontraba contándoles todo esto que apenas caí en la cuena de que una fría llovizna comenzaba a caer. Curiosamente no me importó, no pensaba salir en ninguna de las fotos que hiciera para el trabajo por temor a estropearlas.Seguimos andando un poco mas hacia nuestra siguiente parada, a unos metros mas allá.

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